Los primeros años de nuestra era en Palestina fueron ciertamente singulares. En un clima de soterrado nacionalismo judío bajo el dominio romano, sazonado por la intolerancia de las sectas dirigentes, transcurre Las agujas del Templo. Se trata de una novela aparentemente histórica que oscila entre una dimensión épica y cierta corte intimista. Su carácter viajero -que nos traslada más allá de Canaán hasta Fenicia y Siria, por el norte, y a la Alejandría postolemaica- da pie, por otra parte, a ricas aportaciones de cultura y tradiciones judaicas, y a un no menor caudal de reflexiones.
De lectura fluida y dotada de altas dosis de tensión- especialmente en su segunda mitad-, la novela establece gradualmente una convergencia con lo que pudo haber sido la existencia desconocida de Jesús en su adolescencia y juventud. El vehículo es el protagonista, asi mismo galileo.
Su aliento poético, atmosfera oriental, lenguaje y paráboles podrían convertirla en un clásico de la literatura sobre los tiempos de Jesús.
